El poder de una espada reside en el alma de quien la porta. Es por ello que en este retrato he querido enfatizar con tonos sepia, la fortaleza de un alma y un cuerpo donde las cicatrices ocasionadas por el acero, brillan tanto como el metal que las produjo...
¿ Queréis tanto a la vida como para sacrificar la existencia del espíritu ? (Y. Mishima)
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